A primera hora de la mañana de ese mismo día se detectó que unos aviones se acercaban a la ciudad a la vez que las gentes se afanaban en sus tareas cotidianas. A las ocho y cuarto uno de los aviones lanzó una bomba que produjo la destrucción de la ciudad. La inmensa explosión nuclear segó la vida de alrededor de 100.000 personas, y miles más perdieron la vida después, por las quemaduras, el shock o por envenenamiento debido a la radiación. En la distancia se podía ver una nube con forma de hongo de doce kilómetros de altura en donde antes estuvo Hiroshima.